Cada niño o niña es un ser humano único, original e irrepetible, el más perfecto y bello producto de la naturaleza. Debido a las influencias del ambiente, llega a ser el producto de la cultura en la que se desenvuelve.
Es por esto, que se debe examinar la relación que se mantiene con ellos, en la dinámica del hogar y en nuestra manera de actuar, para que podamos transmitirles normas éticas que les permitan desarrollarse como personas plenas, para que vivan en armonía con los demás y hagan su aporte positivo al mundo.